Los espacios educativos que convivieron en la Europa moderna fueron la familia y las instituciones de enseñanza, de carácter público o privado.
Aunque paulatinamente se fue universalizando la enseñanza, en el periodo del Renacimiento a la Ilustración, la educación femenina estuvo restringida a la mujer de clase social alta, puesto que tendría que tratar por su situación con varones cultos y, además, de esa educación dependía el prestigio de la familia.
Plantas del cacao y la canela, ilustración de la Enciclopedia
Al mismo tiempo que proliferaron las instituciones escolares a lo largo de la edad moderna, se amplió también el rango de los saberes considerados básicos, reducidos hasta entonces a leer, escribir y contar. Claramente, la educación femenina, en comparación con la de los varones, era bastante limitada y vigilada, para evitar que las damas supiesen demasiado y evitar así su emancipación, puesto que se pensaba que cuanto menos supiesen, más fácil era controlarlas. Pese a todo, el proceso de alfabetización femenina que dio comienzo en las dos centurias precedentes a la Revolución Francesa se convierte en algo imparable.